Kampong Chhnang (II)
Después de eso llego la segunda parte del día, de la que esperaba más bien poco y resulto bastante bonita también. Después de una inútil parada en el gobierno de la provincia, y digo inútil porque el edificio no era demasiado interesante, y de un cambio al tuk-tuk del hermano nos dirigimos a un área rural fuera de la ciudad. En esta ciudad se dedican bastante al negocio de la alfarería, de ahí su nombre, ya que según me dijo Chhnang significa vasija o barro o algo así (no lo recuerdo exactamente) y Kampong es rio.
Pues bien, con el tuk-tuk recorrimos diferentes pequeñas fábricas artesanales de piezas de barro, y pude ver desde como un joven realizaba una vasija de barro casi sin instrumental en escasos 2 o 3 minutos (y así se pasaría bastantes horas al día) a como en otra cosa por ejemplo solo trabajaban 3 mujeres mientras los 3 hombres se dedicaban a tomar cerveza.
Después de ver 2 o 3 alfarerías diferentes, y por el camino poder observar diferentes trabajos tradicionales como el de recolección de arroz, llegamos a un templo, también fuera de la ciudad. La gracia del templo (que era bonito pero ni mucho menos el templo budista más bonito que he visto) era que arriba del templo (estaba en una colina) había unas rocas a las que se podía subir y desde las que había unas vistas increíbles.
Después de eso para el hotel aunque el día aun dio para 3 o 4 pequeñas anécdotas. Lo primero me estuve tomando algo con el dueño del tuk-tuk en un puesto que había afuera del templo. Aparte de ver como hacían los refrescos de caña (tienen una prensa que escacha la caña hasta sacarle todo el agua) estuve enseñándole fotos de mi viaje y charlando con el del tuk-tuk, y en cuanto apareció la primera foto de la prisión S-21 de Phnom Penh (venia de haber estado en Phnom Penh el día anterior) al nombre de Pol Pot no quiso ver más las fotos. Por cierto que con el dueño del tuk-tuk fue la primera vez en todo el viaje que vi billetes grandes de rieles al no tener cambio en dólares, supongo que cosas de estar en un sitio menos turístico.
La siguiente anécdota llego al ir a sacar dinero. Después de buscar un buen rato un cajero que funcionara llego a uno grande y me dispongo a sacar. Salgo corriendo y haciendo aspavientos en cuando tengo el dinero ya que el cajero entre el aire acondicionado y la luz estaba lleno de mosquitos y tenía al lado un guarda vigilándome. Tras preguntarme si estaba bien (en su escaso ingles) y decirle que si me dispongo a salir y al mirar a un lado vi que había un grupo de guardias con varias AK-47. Con diferencia la única sensación de inseguridad (trafico aparte) que tuve en todo el viaje
Por ultimo pare a comer en un restaurante local que el dueño no sabía inglés. Cerveza con hielos aparte (y con el calor que hacía y que no estaba fría hasta lo agradecí) lo más curioso fue como nos hicimos entender para ver con que quería el arroz, haciendo el gesto de los cuernos en la cabeza y al grito de muuuu.
Y así termino este fantástico día, con mucho el día más auténtico de toda mi estancia en Camboya, y un sitio al que a todo el mundo recomendaría ir.